Primero, está el "ajuste manual", adecuado para extrusoras simples y pequeñas. Este método es intuitivo; la máquina tiene una perilla dedicada para ajustar la velocidad, marcada con el rango de velocidad (por ejemplo, 0-100 rpm). Para acelerar, gírela en el sentido de las agujas del reloj; para disminuir la velocidad, gírela en sentido contrario. Por ejemplo, en talleres pequeños que producen pequeñas piezas de plástico, las materias primas y los requisitos del producto son relativamente simples. Los trabajadores confían en la experiencia para girar la perilla, observar la condición del producto extruido y bloquear la perilla cuando sienten que está bien. Las ventajas de este método son su simplicidad, bajo costo y falta de equipos complejos; las desventajas son su falta de precisión, la susceptibilidad a las fluctuaciones de voltaje y la necesidad de una supervisión constante por parte del trabajador, lo que hace imposible una operación estable a largo plazo.
Segundo, está el "ajuste del convertidor de frecuencia", que ahora se utiliza en la mayoría de las extrusoras. Su núcleo es el "convertidor de frecuencia", que actúa como un "controlador de velocidad inteligente", convirtiendo el voltaje fijo de la red eléctrica en un voltaje ajustable para controlar la velocidad del motor. Por ejemplo, si el tornillo está configurado para girar a 50 revoluciones por minuto, el convertidor de frecuencia ajusta automáticamente el voltaje y la frecuencia del motor para estabilizar la velocidad a 50 revoluciones por minuto. Incluso si el voltaje de la red eléctrica fluctúa, compensa rápidamente, evitando desviaciones de velocidad. Las ventajas de este método son la alta precisión (el error se puede controlar dentro del 1%) y el "arranque suave", lo que permite que el tornillo acelere gradualmente, evitando picos repentinos de velocidad que podrían afectar a la máquina con la materia prima, protegiendo así la vida útil del equipo. Actualmente, las extrusoras de tamaño mediano utilizadas en la producción de alimentos y tuberías emplean principalmente la regulación por conversión de frecuencia.
Finalmente, está la "regulación de enlace inteligente", adecuada para líneas de producción automatizadas a gran escala. Este método no solo ajusta la velocidad de los componentes individuales, sino que también vincula múltiples parámetros como la velocidad del tornillo, la velocidad de alimentación y la temperatura de calentamiento. Por ejemplo, la línea de producción tiene un sistema de control dedicado. Después de ingresar los requisitos del producto, el sistema calcula automáticamente la velocidad del tornillo y la velocidad de alimentación adecuadas. Si el contenido de humedad de la materia prima cambia, el sistema ajustará automáticamente la velocidad; por ejemplo, si la materia prima se vuelve más húmeda, la velocidad del tornillo se reducirá ligeramente para permitir más tiempo para la deshidratación. Por ejemplo, en las líneas de producción de tuberías de plástico a gran escala, desde la entrada de la materia prima hasta la extrusión del producto, todo el proceso se basa en un sistema inteligente para controlar la velocidad, eliminando la necesidad de intervención manual. Esto garantiza la calidad del producto y permite la producción continua las 24 horas.
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